domingo, 21 de noviembre de 2010

Las dos cabezas - Poemas de Guillermo Valencia

Las dos cabezas


Omnis plaga tristitia cordis est et
omnis malitia, nequitia mulieris.
El Eclesiástico


I
JUDITH Y HOLOFERNES
Tesis

Blancos senos, redondos y desnudos, que al paso
de la hebrea se mueven bajo el ritmo sonoro
de las ajorcas rubias y los cintillos de oro,
vivaces como estrellas sobre la tez de raso.

Su boca, dos jacintos en indecible vaso,
da la sutil esencia de la voz. Un tesoro
de miel hincha la pulpa de sus carnes. El lloro
no dio nunca a esa faz languideces de ocaso.

Yacente sobre un lecho de sándalo, el Asirio
reposa fatigado, melancólico cirio
los objetos alarga y proyecta en la alfombra...

Y ella, mientras reposa la bélica falange
muda, impasible, sola, y escondido el alfanje,
para el trágico golpe se recata en la sombra.

* * *

Y ágil tigre que salta de tupida maleza,
se lanzó la israelita sobre el héroe dormido,
y de doble mandoble, sin robarle un gemido,
del atlético tronco desgajó la cabeza.

Como de ánforas rotas, con urgida presteza,
desbordó en oleadas el carmín encendido,
y de un lago de púrpura y de sueño y de olvido,
recogió la homicida la pujante cabeza.
En el ojo apagado, las mejillas y el cuello,
de la barba, en sortijas, al ungido cabello
se apiñaban las sombras en siniestro derroche

sobre el lívido tajo de color de granada...
y fingía la negra cabeza destroncada
una lúbrica rosa del jardín de la noche.

* * *

II
SALOMÉ Y JOAKANANN


Antítesis

Con un aire maligno de mujer y serpiente,
cruza en rápidos giros Salomé la gitana
al compás de los crótalos. De su carne lozana
vuela equívoco aroma que satura el ambiente.

Danza todas las danzas que ha tejido el Oriente:
las que prenden hogueras en la sangre liviana
y a las plantas deshojan de la déspota humana
o la flor de la vida, o la flor de la mente.

Inyectados los ojos, con la faz amarilla,
el caduco Tetrarca se lanzó de su silla
tras la hermosa, gimiendo con febril arrebato:

«Por la miel de tus besos te daré Tiberiades» ,
y ella dícele: «En cambio de tus muertas ciudades,
dame a ver la cabeza del Esenio en un plato» .

* * *

Como viento que cierra con raquítico arbusto,
en el viejo magnate la pasión se desata,
y al guiñar de los ojos, el esclavo que mata
apercibe el acero con su brazo robusto.

Y hubo grave silencio cuando el cuello del Justo,
suelto en cálido arroyo de fugaz escarlata,
ofrecieron a Antipas en el plato de plata
que él tendió a la sirena con medroso disgusto.

Una lumbre que viene de lejano infinito
da a las sienes del mártir y a su labio marchito
la blancura llorosa de cansado lucero.

Y -del mar de la muerte melancólica espuma-
la cabeza sin sangre del esenio se esfuma
en las nubes de mirra de sutil pebetero.


III
LA PALABRA DE DIOS


Síntesis

Cuando vio mi poema Jonatás el Rabino
( el espíritu y carne de la bíblica ciencia ),
con la risa en los labios me explicó la sentencia
que soltó la Paloma sobre el Texto divino.

«Nunca pruebes , me dijo, del licor femenino,
que es licor de mandrágoras y destila demencia;
si lo bebes, al punto morirá tu conciencia,
volarán tus canciones, errarás el camino» .

Y agregó: «Lo que ahora vas a oír no te asombre:
la mujer es el viejo enemigo del hombre;
sus cabellos de llama son cometas de espanto.

Ella libra la tierra del amante vicioso,
y Ella calma la angustia de su sed de reposo
con el jugo que vierten las heridas del santo» .






Las dos cabezas
Poemas de Guillermo Valencia
http://www.poesiaspoemas.com/guillermo-valencia/las-dos-cabezas (21 de noviembra de 2010, 13:53)

viernes, 19 de noviembre de 2010

Aldo - Pellegrini

"... por el manoseo de un lenguaje aparetemente sexual, absolutamente carente de contenido se llega a la prostitución de lo erótico."

Pellegrini, Aldo (2003) "Lo erótico como sagrado" en D. H. Lawrence y Henry Miller Pornografía y obsenidad, Argentina: Argonauta.

domingo, 14 de noviembre de 2010

El bagel de las vaginas voraginosas - Joseph Bras

"Cinco de los super-héroes volvían a tener los huevos de corbata. Los tres restantes lo experimentaban por primera vez. Al menos, con el nudo tan apretado"

Bras, Joseph (1992) El bagel de las vaginas voraginosas, 4ta ed, tra, Isabel Núñez y José Aguirre, España: Tusquets (La sonrisa vertical, 53).

sábado, 30 de octubre de 2010

viernes, 1 de octubre de 2010

Besos bien rimados - José Reyes González

Ayer te escribí un poema.
Yo que no soy dado a escribir poemas de amor,
te escribí un poema de amor.
Y escribí versos y versos y versos y besos.
¿Todo para qué?
No sabes besar cabrón, -dijiste.
¡Cómo, si yo solo escribo besos bien rimados!
Pero ayer te escribí unos besos
y aunque no saben rimar
son de amor como estos versos.


_____________Besos bien rimados
_____________José Reyes González

viernes, 23 de julio de 2010

Poema egipcio

Vi junto al [canal de] agua
lo que había soñado durante la noche.
Esbelta era como la palmera,
y su cabello, oscuro como el ala [de un cuervo].
Me miró,
y sus ojos como pozos profundos [de agua],*
y redondos** sus senos como pilas de trigo,
adornados conun grano de uva del que gotea
el jugo.***
Caminé a su lado hasta la noche,****
y cuando las frescas brisas se levantaron,
ella [mi chica] me sonrió y [me] ofreció
sus nalgas.
Su mano, en el erguido [¿jalón?],
y mientras la toma por sus caderas,
se conviertió en mi mujer.

___________________________Poema Erótico Egipcio
___________________________Tomado de Erotismo y sexualidad en el Antiguo Egipto, El-Qhamid y Joseph Toledano

jueves, 8 de julio de 2010

Medea: Eurípides

"¡Oh lecho en ele que perdí mi doncelleza por obra
de este esposo por quien muero, adiós! No te odio,
porque a mí sola has matado, pue spor haber temido
traicionarte a ti y a mi marido
me muero. Y a ti otra mujer te poseerá
no más sacrificada, pero quizá más feliz..."

__________________________Alcestis se ofrece a morir en lugar de su marido
__________________________Medea: Eurípides

lunes, 24 de mayo de 2010

Perico y Juana

Este poema fue censurado por el Santo Oficio =) ojalá les guste


Perico y Juana


“Un día con Perico riñó Juana / por no se que disgusto o fantasía
pero antes que pasase una semana / ya de tanta altivez se arrepentía
con el zagal querido más humana / volver quiso a entablar nueva armonía
y para hacer las paces mano a mano / diole una cita que el aceptó ufano.
Una fresca mañana del otoño / madrugo Juana y desde el pie pulido
asta el dorado pelo de su moño / de traje más airoso que lucido
adornada salió, y junto a un madroño / que en un sombrío valle está escondido
alegre el rostro y el oído atento / esperando a su amante tomó asiento.
Viendo pues lo mucho que tardaba / y que era solitario aquel paraje
segura de que nadie la miraba / abrió de las enaguas el encaje
descubrió pues la maravilla octava / que ocultaban las sombras del ropaje
y ató en la pierna una encarnada liga/ pero que pierna¡ Dios se la bendiga.
Llevaba tan delgada vestidura / que casi estar desnuda parecía,
la ágil cadera, el muslo, la cintura / todo el lienzo sutil lo descubría,
dos hemisferios de gentil hechura / en que un rollizo globo se partía
formaban tiernos y elevados bultos / que no pudo el brial tener ocultos.
Perico entre unas matas a Juanilla / atento observaba en tan graciosa planta
ya admira la robusta pantorrilla / ya del pie a la estrechísima garganta
¡que redonda y nevada es la rodilla!/ ¡como a los ojos y aún al alma encantan
el corto zagalejo, aquel calzado / la media blanca y el azul cuadrado!.
Arrebatado de un impulso ardiente / de la imaginación y los sentidos
salió el joven gallardo y de repente / con brazos amorosos y atrevidos
ciñó a la ninfa, y señaló en su frente / la estampa de los labios encendidos
y el dulce fuego que alteró sus venas/ esto le permitió decir apenas.
Deja que bese el blanco y liso pecho / que a la nieve ha robado su blancura
que alto y bien dividido! que derecho / sin sufrir de cotilla la clausura
de que terso marfil estará hecho / el cordón de esa enana dentadura!
que dicha! repetía el fino mozo / en un abrazo mil deleites gozo.
Ella que antojadiza y desdeñosa / mostrarse intentó tal vez por gala
negole aquélla boca que de rosa / el color tiene y el olor exala
y huyendo de sus brazos presurosa / poco menos le envió que en enhoramala
Perico que la entiende al verla descontenta / finge serenidad, calla, y se
ausenta.
Sola queda la ninfa y ya reniega / de su capricho y melindre raro
no, dice, no es verdad que el amor ciega? /cuando en tales escrúpulos repaso?
la que al dueño que adora no se entrega / la que su cuerpo le vende caro
no merece los gustos de cupido / sino que su beldad muera en olvido.
Parte tras su galán y lo divisa / vuelto de cara a un roble y despachando
diligencia, no limpia, aunque precisa / estaba el joven (si lo diré) meando
escondiose la moza a toda prisa / a observar de Perico el contrabando
y ardiendo en cosquillas de deseo/ se chupaba los labios de recreo.
Salen a la luz pública por fin / las crecidas insignias de varón
con un botón más blanco que carmín / con un miembro más blanco que algodón
menudos como el césped de un jardín / negros rizos se asoman al calzón
y ocultos dos acólitos se ven / que no dejó el calzón distinguir bien.
Apenas el zagal regado había / el grueso tronco cuando descuidado
sintió que el cuerpo por detrás le asía / un bello brazo de su dueño amado
y forcejeando entonces a por fía / cayeron ambos en el verde prado,
él, sin botón alguno en la braguera / y con las faldas ella en la mollera.
No de otra suerte la sutil caterva / de inferiores poetas imaginan,
que en la edad de oro la mojada hierba / sirvió de lecho al hombre, y que la encina
que de aires y soles le preserva / del tálamo nupcial era cortina,
si este era siglo de oro a fe que Juana / lo gozó con Perico una mañana.
El dulce peso del mancebo siente / en el desnudo muslo y la rodilla
ya con deseo mueve impaciente / del empeine la suave almohadilla
ya incita al saleroso combatiente / con saltos de lasciva rabadilla
y juntando los labios a las mejillas tiernas / enlazados los brazos y las piernas.
¡Con que desenvoltura, quan risueña / al nervio altivo echó la mano blanca
él era corpulento, ella pequeña / empuñarle intentó, pero fue en vano,
ya con el dedo practico le enseña / el paso del estrecho gaditano
y ofreciendo al bagel la senda clara / las dos columnas de Hércules separa.
Aquel angosto y deleitoso ojal / con los bordes teñidos de clavel
entre dos blancas rocas de cristal / más rubio el crespo pelo que oropel
aquel en que unos dicen que hallan sal / y otros son de dictamen de que hay miel
con mil cosquillas y respingos mil / hospedó el instrumento varonil.
Y mientras con caricias regaladas / palpa el joven los pechos de la moza
con las dos que le cuelgan arracadas / el tacto de la picara retoza,
dale tiernos pellizcos y palmadas / se empina, se columpia, se alboroza
y al fin yo no se que la sucede / que en éxtasis suspensa hablar no puede.
La dulce boca inmóvil medio abierta / con la lengua cogida entre los dientes
a suspirar apenas casi casi acierta / en lugar de dar ósculos ardientes,
la vista con los párpados cubierta / solo indica repentinos accidentes
y sino ha muerto Juana por lo menos / le ha dado un parasismo de los buenos.
En gracias a Dios que resucita / pronto se ha serenado, no, no es cosa
como abre ya los ojos, pobrecita / que tal, estais mejor? duerme reposa
antes que la congoja se repita / ay ay, que enfermedad tan contagiosa!
pegosele a Perico, vaya vaya / también el angelito se desmaya.
Ella que ya por experiencia sabe / la causa de aquel mal su especie y cura
viendo que cada vez era más grave / del zagal la amorosa calentura
con un meneo de caderas suave / el remedio aplicó con tal blandura
que la inundó por dentro y fuera / de copioso sudor la delantera.
Aquí de los amantes abrazados / alegremente suspendió el oído
el canto que formaban acordados / los jilgueros del valle y el ruido
de un manso arroyo, a que ellos ocupados / no habían hasta entonces atendido
y allí soplando el céfiro halagüeño / embargó sus espíritus el sueño.
A este tiempo un pastor que la espesura / penetraba guardando su vacada
en divertida y cómoda postura / encontró a nuestra gente embelesada
de la dormida y lánguida hermosura / el pecho de Perico era almohada
enlazados los muslos de él y de ella / y sin pañuelo su garganta bella.
Lindo, dijo el pastor, por vida mía / ¿son estos los que quieren que se crea
que hay entre ellos mortal antipatía? / condujo allí las mozas de la aldea
y señalando a Juana las decía / mirad como esta su beldad emplea
aprended a hacer paces bellas niñas / así habéis de dar fin a vuestras riñas”.

domingo, 21 de marzo de 2010

Dos-cientos + sin-cuenta + seis

- Alejandro Piña

En esta hora parca
de nuestra existencia,
se encurren las eras como
gotas de tiempo.

Los obeliscos polifémicos
se yerguen hacia el vacío cristalino,

cual Medusa en el espejo se refleja
el monumeno
piedra unamovible,

extática,
colgando desde el
vacío.

______________________________Alejandro Piña

jueves, 18 de marzo de 2010

Dos-cientos + sin-cuenta + cinco

IX de Trilce - Cesar Vallejo

Vusco volvvver de golpe el golpe.
Sus dos hojas anchas, su válvula
que se abre en suculenta recepción
de multiplicando a multiplicador,
su condición excelente para el placer,
todo avía verdad.

Busco volvver de golpe el golpe.
A su halago, enveto bolivarianas fragosidades
a treintidós cables y sus múltiples,
se arrequintan pelo por pelo
soberanos belfos, los dos tomos de la Obra,
y no vivo entonces ausencia,
ni al tacto.

Fallo bolver de golpe el golpe.
No ensillaremos jamás el toroso Vaveo
de egoísmo y de aquel ludir mortal
de sábana,
desque la mujer esta
¡cuánto pesa de general!

Y hembra es el alma de la ausente.
Y hembra es el alma mía.

____________________________IX Trilce
____________________________Cesar Vallejo

lunes, 15 de marzo de 2010

Dos-cientos + sin-cuenta + cuatro

- Patricia Guerrero

Al caer la noche los demonios
emergen por debajo de la piel:
caleidoscopio de formas e ideas,
curvas y líneas: cuerpos...

de la noche el ojo que
observa desde la grieta ínfima y ...

sombras que caen
aleluyando carne
invocando ideas...

Al caer la noche
dos largas y blancas
campanadas

La noche y los
dos, dos.

______________________________Patricia Guerrero

miércoles, 10 de marzo de 2010

lunes, 8 de marzo de 2010

XIII de Trilce - César Vallejo

Pienso en tu sexo.
Simplificado el corazón, pienso en tu sexo,
ante el hijar maduro del día.
Palpo el botón de dicha, está en sazón.
Y muere un sentimiento antiguo
degenerado en seso.

Pienso en tu sexo, surco más prolífico
y armonioso que el vientre de la Sombra,
aunque la Muerte concibe y pare
de Dios mismo.
Oh Conciencia,
pienso, sí, en el bruto libre
que goza donde quiere, donde puede.

Oh, escándalo de miel de los crepúsculos.
Oh estruendo mudo.

Odumodneurtse!

___________________________XIII de Trilce
___________________________César Vallejo

sábado, 6 de marzo de 2010

Recomendación

Cuentos voluptuosos

  • Café brazil - Tanja Dückers
  • La huida - Anaïs Nin
  • Lina - Anaïs Nin
  • Rito - Juan García Ponce
  • Tu más profunda piel - Julio Cortázar

La literatura en el cine

Cine sexualmente cómico